Imaginá esta escena: abrís tu armario y, aunque está lleno, sentís que no tenés nada que ponerte. Probás distintas combinaciones, cambiás de colores, volvés a empezar… y nada termina de encajar.
No sos vos. Tampoco es falta de estilo. Simplemente, nadie nos enseña a elegir los colores que nos iluminan, los cortes que favorecen nuestra silueta o las texturas que acompañan nuestro estilo de vida. Así terminamos comprando por impulso, siguiendo modas pasajeras o inspiraciones que no siempre reflejan lo que somos.
El resultado se repite:
inseguridad frente al espejo,
dinero invertido en prendas que duermen en el placard,
una imagen que no transmite quién sos en realidad.
La buena noticia es que se puede cambiar. Con una guía adecuada podés descubrir tu paleta de color, aprender a equilibrar proporciones y darle coherencia a tu estilo personal. Todo eso para que tu imagen hable de vos, sin complicaciones ni gastos innecesarios.
Esa es justamente la base de mi asesoría de imagen personalizada: acompañarte a que tu guardarropa, tu estilo y tu comunicación visual estén alineados con quién sos y con lo que querés proyectar.
Si sentís que es el momento de dar ese giro, este servicio puede ser el punto de inflexión que estabas esperando.